Para la construcción de Betania se contrataron más de 3.000 trabajadores por un período prolongado de tiempo, por lo que uno de los primeros impactos esperados por las autoridades locales y departamentales tenía que ver con los eventuales "problemas de orden de mercadeo de productos de consumo, de aumento de la prostitución, el consumo de licores, el incremento de la demanda de alojamientos y alimentación", con su efecto sobre el costo de vida, sumado a la mayor demanda de cemento que restringiría la satisfacción de los requerimientos para las construcciones locales (Diario del Huila, 1978d, 1979a).
En cuanto a las afectaciones sobre los medios de vida, destacan las restricciones impuestas por el Gobernador del Huila con ocasión de la desviación del río para la construcción de la presa, cuando prohibió la navegación y la pesca en el tramo del Magdalena comprendido entre el puente de Momicos, en la vía Hobo-Yaguará, y el sitio de Betania, con lo que se afectaron las fuentes de ingreso y de alimentación de quienes adelantaban sus actividades allí (Diario del Huila, 1983). Otra de las actividades comprometidas fue la comercialización de guadua de la que derivaba su sustento varias familias neivanas, las cuales compraban la guadua en fincas ribereñas, organizándolas en grandes balsas que se movían río abajo "hasta el puerto localizado en la desembocadura del río Oro, cerca de la avenida de Circunvalación", en donde el material era vendido (Diario del Huila, 1983b). Con las restricciones sobre la movilidad en el río y los cambios que se sucedieron sobre él, la actividad desapareció.
En relación con la compra de predios para el proyecto, aparte del desempleo generado, surgieron denuncias por el no pago de los precios convenidos (ver Diario del Huila, 1983d), así mismo, por la merma de la producción agropecuaria que afectó los indicadores económicos del departamento, por lo que fueron recurrentes las propuestas para que la central dejara en usufructo las tierras adquiridas mientras estas no fueran requeridas para la implementación del proyecto (Diario del Huila 1983c; Rodríguez, 1983b). De otra parte, surgieron denuncias por deficiencias en la prestación del servicio de energía eléctrica en las veredas contiguas a los sitios de obra que sí disponían del servicio en condiciones adecuadas, sumado a los problemas en materia alcantarillado y de acceso al agua potable, especialmente en Yaguará (Diario del Huila 1983c).
Adicionalmente, destacan las afectaciones sobre infraestructura de importancia para la conectividad y la economía regional: tal fue el caso de la vía Yaguará-El Hobo que desapareció parcialmente con el avance de las obras. Esta conectaba no solo a ambos municipios, sino que permitía la comunicación con el departamento de Caquetá y con el sur del Huila, por lo que fue sensible en términos de las negociaciones que se adelantaron para su reposición (ver Diario del Huila, 1986d, 1987, 1987a; Villegas, 1987).