Escudo de la República de Colombia Escudo de la República de Colombia
Conflictos Ambientales /env_problems/viewEnvProblem/37

El conflicto por la exploración de hidrocarburos en el Bloque Samoré es representativo respecto a las diferencias entre visiones opuestas de gestión territorial, cuya profundización condujo a enfrentamientos directos que afectaron la integridad física y material de las partes en disputa, en especial de los indígenas U'wa que vieron vulnerados sus derechos fundamentales, tanto en materia de participación efectiva (dada la omisión de la consulta previa) como en las posibilidades para ejercer resistencia y permanecer en el territorio, según sus particulares formas de verlo e interpretarlo.

Por un lado, destaca la visión desarrollista impulsada por las empresas promotoras del proyecto, esto es Occidental de Colombia (OXY) y Ecopetrol, al igual que las instancias ministeriales y agencias gubernamentales que posibilitaron la exploración en el área, con un horizonte de intervención en el que el agotamiento de las reservas probadas de hidrocarburos se percibe como una amenaza en términos de abastecimiento energético y de generación de recursos para la Nación (ver El Tiempo, 1996e, 1998c, 1999r). Frente a esto, se establece una falsa dicotomía en la que se contrapone el bienestar de la Nación con los intereses de una minoría étnica, lo cual se acentuó en la zona dada la presencia de grupos armados irregulares, cuyas actuaciones terminaron restando contundencia a la legitimidad que tienen las reclamaciones locales (ver El Tiempo, 2000 j.1.).

Por el otro, la visión indígena en la que sus integrantes se reconocen como hijos de la tierra, lo cual les imposibilita venderla y les impone el respeto y la protección por todo lo que hay en ella, por lo que su venta supondría el advenimiento "del mundo de abajo Yara [que] es terremoto, culebra y dolor [que] se tragaría por igual a indios y a blancos, a hierros y árboles, a malocas y a campamentos". Esto en medio de procesos sostenidos de usurpación de territorios que no han sido debidamente reintegrados bajo la figura del resguardo, cuyos procesos de saneamiento y legalización han sido lentos e insuficientes de cara a lo perdido desde hace más de 5 siglos en los que el hombre blanco (el Riowa) los ha acorralado "en tierras escarpadas muy cerca de las peñas sagradas de donde [su] cacique Güicanito y su tribu saltó para salvar el honor y la dignidad [del] pueblo ante feroz avance del español misionero y ahora las multinacionales petroleras" (ver Werjain Shita, 2002.Pp.3-4).

De este modo, el conflicto que tiene lugar entre 1992 y 2002 en los municipios de Cubará (Boyacá), Toledo (Norte de Santander), Saravena, Tame y Fortul (Arauca), trasciende la disputa por un bien material y las implicaciones biofísicas y socioeconómicas que supone su extracción, involucrando -además- lo simbólico fundamentado en un fuerte correlato material dado por el conocimiento que tienen los U'wa de sus territorios, todo lo cual confiere mayor complejidad a la confrontación según anotaran Macdonald et al., (1997).
Uwa, exploración petrolera en su territorio, Colombia
El Bloque Samoré comprometía directamente el territorio ancestral del pueblo U'wa, cuya extensión va más allá de la superficie reconocida bajo la figura de resguardo, esta última de 352.422 ha repartidas en los departamentos de Boyacá, Santander y Norte de Santander (220.275 ha), así como en Arauca (115.323 ha) y Casanare (16.824 ha) (Ministerio de Cultura, 2009). De acuerdo con el último Censo Nacional de Población y Vivienda, 10.649 personas se autorreconocieron como U'wa en Colombia, la mayor parte de las cuales reside en Boyacá, con más del 60% del total de integrantes de este pueblo, en particular en el municipio de Cubará que concentra el 48,46% de toda la población, seguido del municipio de Toledo en Norte de Santander, con el 20,71% (ver ASOU’WA, 2013, 2014).

Sus territorios se caracterizan por albergar diversas fuentes hídricas, las cuales estructuran los modos de ocupación y aprovechamiento territorial (ONIC s.f.). En efecto, en su interior nacen varios nacimientos de agua "que posteriormente alimentan los afluentes de los ríos Arauca, Casanare y Chicamocha”, así mismo, de los ríos Cobaría, Cobugón, Róyota, Banadía, Cravo Norte, Tame, Sísiga, Cusay, Negro y Cóncavo (ASOU’WA, 2013.P.34), todo lo cual explica la importancia ecológica del área, en donde se reporta -además- la presencia de diversidad de especies de fauna y flora (ver Werjain Shita, 2002).

Otra de las particularidades del territorio U'wa tiene que ver con la diversidad de pisos térmicos y de ecosistemas allí presentes, desde los nevados, pasando por los páramos y los bosques andinos, hasta llegar al piedemonte llanero, siendo características que explican la multiplicidad de actividades productivas que desarrollan de forma acoplada a las dinámicas ecológicas de las áreas intervenidas, varias de ellas expuestas a procesos de deterioro, conforme se aprecia en las llanuras de Arauca y de Casanare (Ministerio de Cultura, 2009).

En cuanto a los factores de deterioro ecológico y erosión de la base cultural (ver ASOU'WA, 2013, 2014), sobresale la exploración y explotación de gas y de petróleo, así como la instalación de oleoductos y gasoductos. Adicionalmente, la presencia de títulos y solicitudes mineras para la extracción de carbón y de materiales de construcción, al igual que la construcción de carreteras que acelera los procesos de explotación de recursos naturales. De igual modo, los U'wa advierten que el solapamiento de sus territorios con el Parque Nacional Natural El Cocuy limita su autonomía y excluye las consideraciones socioeconómicas y culturales de la gestión de un área protegida en la que priman los criterios ecológicos, siendo de preocupación -además- el montaje de infraestructura turística en sitios sagrados. Estos y otros elementos, como lo es el conflicto armado interno, explican el hecho de que la Corte Constitucional (2009) considerara al pueblo U'wa como uno de los 34 pueblos indígenas de Colombia en riesgo de desaparición física y cultural.
El proyecto 'Exploración sísmica Bloque Samoré' buscaba "constatar la existencia de pozos o yacimientos petroleros [entre] los municipios de Saravena, Tame y Fortul en el departamento de Arauca, Cubará en el departamento de Boyacá, y Toledo en el departamento Norte de Santander, [sobre] una extensión aproximada de 208.934 hectáreas, dentro de la cual se encuentran resguardos indígenas y parques naturales" (Corte Constitucional, 1997). Este proyecto hunde sus raíces en el contrato de asociación suscrito por Ecopetrol y la Compañía de Petróleos Cordillera S.A. (COPECO) el 27 de agosto de 1991, el cual tenía por objeto explorar sobre una extensión inicial de 185.688 ha, luego de lo cual COPECO cedió el 75% del contrato a la empresa Occidental de Colombia S.A. (OXY) que inició, hacia 1992, “el trámite para la obtención de la aprobación de términos de referencia de la Declaración de Efecto Ambiental” (Rodríguez et al., 2010).

La solicitud formal de licenciamiento fue radicada el 11 de mayo de 2002 ante el INDERENA, siendo resuelta casi 3 años después por el Ministerio de Ambiente mediante la Resolución 110 del 03 de febrero de 1995, tras considerar surtido el proceso de evaluación técnica y jurídica del proyecto, incluyendo el requisito de consulta previa (ver MMA, 2002). En todo caso, la licencia excluyó del proyecto “las líneas de prospección sísmica que se encontraban cercanas a los Parques Nacionales Tamá, El Cocuy y la Reserva Forestal Protectora del río Satocá” (Rodríguez et al., 2010. P.177).

No ocurrió así con las áreas reclamadas por el pueblo U'wa como parte de su territorio ancestral, siendo este un elemento dinamizador del conflicto ambiental dadas las deficiencias que se reportaron durante la realización de la consulta previa que antecedió el otorgamiento de la licencia de 1995, así como la omisión de su realización cuando la OXY solicitó otra licencia para adelantar perforaciones en el área de interés exploratorio Gibraltar I, la cual le fue concedida a través de la Resolución 0788 del 21 de septiembre de 1999 tras haber evaluado el Estudio de Impacto Ambiental, en especial su componente socioeconómico sobre el que el Ministerio de Ambiente determinó que en el área autorizada no había presencia de comunidades étnicas (ver El Tiempo, 2000 k.1.; MMA, 2002).

El área autorizada en esta segunda licencia se redujo de 21,3 a 14,8 km2, según manifestó el ministro de ambiente, ubicándose en los corregimientos de Samoré y de Gibraltar (Toledo, Norte de Santander) (El Tiempo, 1999; Rodríguez et al., 2010), en donde se adelantaron actividades en medio de las confrontaciones con comunidades étnicas y campesinas, a las que se sumaron los hostigamientos subversivos en la zona. Al respecto, los hallazgos no fueron satisfactorios para la empresa que decidió, por este motivo, ceder los derechos y obligaciones de las licencias a Ecopetrol, lo cual se hizo efecto mediante la Resolución 0730 del 31 de julio de 2002 (ver El Tiempo, 2002b; MMA, 2002).
La disputa por la exploración petrolera en territorios U'wa por parte de la OXY tuvo resonancia nacional e internacional gracias a la activa movilización de este pueblo indígena, cuyos líderes establecieron importantes conexiones con actores externos, todo lo cual le confirió carácter emblemático al conflicto con un balance que si bien puede considerarse exitoso para los U'wa, entraña desafíos dada la continuidad de la agenda minero-energética en las zonas que habitan y que reclaman como propias, esta vez por intermedio de otros actores como Ecopetrol.

Las estrategias de resistencia fueron variadas, desde la interposición de recursos legales, como lo fue la acción de tutela para amparar derechos fundamentales, entre esos el de la consulta previa que le asiste a los pueblos étnicos, al igual que la acción de nulidad en contra del acto administrativo que otorgó la primera licencia ambiental en 1995 (ver Rodríguez et al., 2010; Meléndez, 1995; El Tiempo, 1995a, 1996c, 1996d, 1997f, 1997g, 1997h, 1997i, 1997j, 1997k, 1997l, 2000q, 2000r, 2000s, 2000t, 2000u, 2000v, 2000w). Adicionalmente recurrieron a la jurisdicción internacional, como se observa con la demanda que el presidente del Cabildo Mayor U'wa interpuso ante la CIDH, en compañía de representantes de la ONIC y de la Coalición de Pueblos Amazónicos, con quienes expuso "la amenaza a que se ve sometida su comunidad por la intención de explotar petróleo en territorio sagrado para ellos" (El Tiempo, 1997o).

De igual modo, destaca la estrategia U'wa de incidencia internacional, con viajes a diferentes puntos del mundo en los que sus líderes expusieron argumentos en contra de la explotación petrolera, siendo esto determinante para decisiones como la que en su momento tomó el Gobierno Nacional de ampliar el área del Resguardo Unido en Boyacá y los Santanderes (agosto de 1999). En ellos han visibilizado el caso mediante "conferencias, ruedas de prensa y círculos de oración", "demandas, resoluciones presentadas por accionistas minoritarios, cartas, banners en internet, y desobediencia civil, [confrontando] a Occidental y sus mayores accionistas, incluyendo Fidelity Investments, al ex vicepresidente de EEUU Al Gore y Alliance Capital/Sanford Bernstein" (ver Meléndez, 1999a; El Tiempo, 2002a).

Estas luchas les ha significado el otorgamiento de premios internacionales como el Bartolomé de las Casas y el premio de medio ambiente Goldman, en España y EEUU respectivamente (ver Iragorri, 1998; El Tiempo, 1998a; Reuters, 1998), todo lo cual ha corrido paralelo al escenario de confrontación y movilización social en sus territorios, con concentraciones en inmediaciones de las áreas de interés para la perforación exploratoria, bloqueos a vías nacionales como la que comunica a las ciudades de Saravena (Arauca) y Pamplona (Norte de Santander), toma de edificios públicos y marchas en distintos puntos del bloque o del país, entre otras acciones (para más información, consulte la Figura 4 del documento de análisis).
Frente a las afectaciones sobre el medio biofísico que fueron documentadas en el área exploratoria, destacan los hallazgos de la misión internacional convocada por el Cabildo Mayor U'wa, la cual estaba integrada por 15 miembros de organizaciones ambientalistas y de DDHH de países como El Salvador, Paraguay, Alemania, Argentina, Ecuador y Brasil, entre otros. Entre las conclusiones refieren afectaciones sobre el suelo, la cobertura vegetal, el flujo de agua y la geomorfología del paisaje, derivadas de obras como la construcción de carreteras asociadas al proyecto y al emplazamiento del pozo Gibraltar I (El Tiempo, 2000 l.1.).

Por su parte, los U'wa identificaron otras tantas en el marco de la realización de los talleres que integran el diagnóstico del Plan de Salvaguarda (ver ASOU'WA, 2014), en los que los asistentes señalaron que la exploración sísmica en la zona causó sequía y contaminación de fuentes hídricas superficiales, la extinción de plantas sagradas y de animales nativos, al igual que la deforestación a gran escala. Esto, a su vez, incidió en el rompimiento del equilibrio natural que se vio reflejado -entre otros aspectos- en el incremento de las enfermedades y de los deslizamientos en la zona, al igual que en la muerte paulatina de las autoridades tradicionales.

En relación con los deslizamientos, el asunto es de especial importancia, considerando las implicaciones de la sísmica sobre terrenos inestables, como varios de los que habitan los U'wa, caracterizados por sus pendientes pronunciadas. De hecho, en momentos de movilización social, instancias como la Personería Municipal de Toledo solicitaron que los U'wa abandonaran el corregimiento de Gibraltar, en donde se encontraban manifestándose en contra de la exploración petrolera en la zona, "catalogada como de alto riesgo [con] peligro de avalanchas y deslizamientos de tierra por lo cual se [hacía] necesaria la reubicación". Al respecto, los indígenas cuestionaron las autorizaciones otorgadas a la OXY, lo "que folclóricamente desconoció la realidad ambiental, ecológica y técnica, burlándose de [sus] conocimientos ancestrales" y enfrentándolos a "un desastre ecológico y social en el área del proyecto Gibraltar" (El Tiempo, 2001c).
Las afectaciones socioeconómicas asociadas a la exploración en el Bloque Samoré, en particular dentro del área de interés Gibraltar I, se relacionan -en primer lugar- con las expectativas que generó la implementación de proyectos petroleros en la zona, con lo cual se temía un incremento de la población flotante y de problemáticas asociadas como la prostitución, el alcoholismo, entre otras. A esto se sumaban los temores respecto a la invasión de territorios étnicos por parte de colonos desprovistos de tierras y de medios de subsistencia, así mismo, el aumento esperado en los índices de violencia a partir de la confrontación entre grupos armados irregulares por el control territorial y las rentas derivadas de la explotación de hidrocarburos (El Tiempo, 1999s; Semana, 2000).

De otra parte, con la mayor recurrencia de las acciones directas durante el conflicto (p.ej., el bloqueo de vías), se empezaron a sentir problemas económicos por la parálisis en el transporte público y de mercancías. Mención aparte merecen los hostigamientos guerrilleros en contra de la infraestructura energética regional, la OXY y sus contratistas (El Tiempo, 1995b, 2000 m.1., 2001c), los cuales recrudecieron la confrontación y alejaron las vías de diálogo, toda vez que el accionar subversivo sirvió de argumento para deslegitimar las reclamaciones de indígenas y campesinos en la zona, las cuales se consideraba que estaban influenciadas por la guerrilla (ver El Tiempo, 2000 j.1., 2000 n.1.). Este panorama, a su vez, impulsó la militarización de la región, lo cual supuso restricciones para la movilidad de los habitantes, en particular de los U'wa quienes denunciaron que se les impedía el acceso a los puntos en los cuales tenía propiedades o adelantaban concentraciones (ver El Tiempo, 2001c; ASOU'WA, 2014). En ese contexto de confrontación armada, fueron usuales las voladuras en el oleoducto Caño Limón - Coveñas, con el derrame de crudo sobre cuerpos de agua de importancia local y regional (El Tiempo, 2002a; ASOU'WA, 2014).

En relación con las afectaciones de tipo cultural, los U'wa denunciaron la desaparición de lugares sagrados con la avanzada exploratoria en sus territorios (ASOU'WA, 2014), así como la violación de los principios sobre los cuales descansa su pueblo, en los que procuran el cuidado de la madre tierra y de todos sus elementos constitutivos como mandato de la Ley de Origen dictada por Sira, en su objetivo de conservar el bienestar y equilibrio del mundo. Frente a ello no aceptan la visión instrumental detrás de este tipo de proyectos extractivos, al considerar que la tierra no se vende, porque ni ellos ni los Riowa (hombres blancos) son sus dueños. Alterar el equilibrio del universo al extraer petróleo, la sangre de la tierra, implica -entonces- alterar las dinámicas del mundo físico y espiritual, por lo que es esperable que sobrevenga la destrucción de su cultura y del mundo mismo, con el advenimiento de Yara, el terremoto de la tierra (ver Werjain Shita, 2002).
Los U'wa son portadores de un conocimiento milenario que les ha permitido acoplar sus procesos de ocupación y aprovechamiento territorial a las dinámicas ecológicas de los sitios en los que habitan, los cuales se caracterizan por la fragilidad dada su ubicación “en zonas altas con abundante flora y fauna, con capa vegetal no profunda, por consiguiente de fácil erosión”. Parte de las razones que explican la sostenibilidad de los procesos de ocupación U’wa vienen dadas por la cosmovisión de su pueblo que los hermana con la tierra y con todo lo que en ella hay, lo cual se traduce en una zonificación particular de sus territorios con zonas prohibidas, encantadas y comunales, cada una de ellas con sus propios regímenes de manejo (Ministerio de Cultura, 2009).

Ahora bien, considerando la presencia de diversos pisos térmicos y de ecosistemas en sus territorios, destaca la forma en que los U'wa han organizado su aprovechamiento, con patrones de movilidad en los que las cuencas y las microcuencas son un referente fundamental de la gestión ambiental que llevan a cabo, permeando -además- su organización social la cual gira en torno al agua (ver ONIC s.f.). En cuanto a las prácticas productivas, es de resaltar el equilibrio que han logrado entre la permanencia de las coberturas boscosas y los cultivos, evitando la realización de quemas, como también el uso de fertilizantes y herbicidas, toda vez que recurren a los cultivos asociados que les evita plagas y enfermedades, dejando períodos de descanso de 12 años después de haber trabajado la tierra durante 4 años (Diago, 1996).

También destaca su sistema de tumba y pudre consistente “en tumbar las hojas de los árboles y dejar que se pudran en el suelo (…) para abonarlo y evitar su deterioro, ya que lo protege de las lluvias, el viento [y] el deslizamiento de la capa vegetal”, al igual que las estrategias de caza con “épocas de ayuno y de veda que coinciden con los períodos de reproducción de determinados animales, garantizando así la perpetuidad de las especies” (Ibid.). Estas y otras prácticas constituyen una alternativa que es anterior a la llegada de los hidrocarburos a la zona, demostrando otras formas de gestionar el territorio que respetan sus límites y ofrecen las condiciones para la concreción de una vida digna de quienes siguen este modelo, distante de los postulados economicistas que se priorizan en los proyectos a los que se les asigna el rótulo de "interés general".


Boyacá : Cubará,
Norte de Santander : Toledo,
Arauca : Saravena, Tame, Fortul,
Figuras Territoriales: Territorios étnicos 
- Resguardo Unido U'wa
Áreas SINAP ubicadas en proximidades del proyecto
- Parque Nacional Natural El Cocuy
- Parque Nacional Natural Tamá
- Reserva Forestal Protectora del río Satocá
Estrategias complementarias de conservación
- Zona de Reserva Forestal del Cocuy (Ley 2a)
Cuencas Hídricas: Macrocuenca Orinoco
¿Quieres saber más sobre nuestra metodología? Puedes leer más en este enlace.
Logo Creative Commons

(cc-by-sa) OCA-IDEA-UN OCA_BD Webapp v2.0-DEV-[DATE]

Esta obra está bajo una licencia de Reconocimiento 4.0 de Creative Commons.