Entre 1973 y 1983, las Naciones Unidas junto con Ingeominas, realizaron un estudio geoquímico y un programa de exploración realizando 31 perforaciones, constatando la presencia de cobre y molibdeno en un área que fue denominada el “depósito de Mocoa”. En 2004, Anglo Gold Ashanti (AGA) adquiere 6 concesiones sobre el depósito, las cuales pasan a manos de Mocoa Ventures Ltd. (subsidiaria de B2Gold Corp.) en 2009, empresa que lleva a cabo 12 perforaciones en el área. En 2018, Mocoa Ventures es adquirida por la multinacional canadiense
Libero Cobre Ltda. (LCL), haciéndose a los títulos mineros FJT-131, FJT-132, FJT-141 y FJT-142 que suman 7.830 hectáreas (más JAP-16141 y JAP-16181 que no han sido registradas), y en donde estructura el
Proyecto Mocoa de minería a cielo abierto, localizado a 10 km al norte del casco urbano de Mocoa (ANM, 2021; LCL, 2022, p.21). Sin embargo, las pretensiones de LCL van más lejos, pues el depósito de Mocoa hace parte de un cinturón de pórfidos del Jurásico en el sur de Colombia, hecho que explica las
30 solicitudes mineras que LCL tramita en los departamentos de Cauca y Putumayo, de acuerdo con información de la ANM (OCT, 2022).
De acuerdo con el informe técnico de LCL (2022, p. 101), “el depósito Mocoa forma una zona relativamente continua de mineralización de cobre y molibdeno en un área que mide aproximadamente 1,2 km de este a oeste por 1,4 km de norte a sur y se extiende a profundidades de más de 1 km bajo la superficie.” Los recursos inferidos son de 4600 millones de libras de cobre y 510,5 millones de libras de molibdeno (636 Mt con una ley de corte de 0,25% CuEq, 0,33% Cu y 0,036% Mo). Cabe mencionar que los cálculos sobre el potencial minero realizado por LCL cuentan con la sustracción de un área de Reserva Forestal que, en caso de no ser autorizada por el Ministerio de Ambiente, reduciría el tamaño de la explotación a cerca de la mitad. Adicionalmente, LCL ha identificado 9 áreas de alto potencial minero (con pórfido de alta prioridad) asociadas al depósito de cobre de Mocoa, las cuales harían parte de la expansión del proyecto minero (LCL, 2023, p. 21; Cruz, 2022).
Aunque LCL sigue ajustando el proyecto de cara a las críticas que ha recibido, p. ej., considerando la modalidad de minería subterránea o afirmando que no afectaría la Reserva Forestal y las áreas de protección de la cuenca alta del río Mocoa, la intervención originada por la infraestructura minera (remoción de coberturas vegetales, alteración de geoformas que puede intensificar los procesos erosivos, construcción de presas de relave, vibraciones producto de las voladuras, etc.) podría incrementar la amenaza, de manera significativa, por movimientos en masa tipo flujo o avenidas torrenciales, aumentando el riesgo para los habitantes del casco urbano de Mocoa y otras poblaciones localizadas en la parte baja (Corpoamazonia CT-DTP-292-2022, p. 30-32; POMCA Río Mocoa, 2022, p. 32-35; 167-168).