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Titulo | Descripción | Fecha Inicio | Fecha Final | Acciones |
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La explotación del bosque pluvial del Bajo Calima como antecedente de la operación de Smurfit Kappa en Colombia | La explotación del bosque pluvial del Bajo Calima es un antecedente de importancia para comprender la llegada de Smurfit a Colombia. Esta actividad inicia entre las décadas de 1940 y 1950, propiciada por la llegada de aserradores del interior del país gracias a la trocha que partía de la vía Buenaventura - Cali hacia el sector La Colonia, posteriormente ampliada hasta San Isidro. Para 1959 en la región operaban las empresas Celulosa y Papel de Colombia S.A. (Pulpapel S.A.) extrayendo madera del bosque tropical gracias a concesiones que fueron cubriendo una superficie de 60.000 ha, tras la autorización entregada por el INDERENA en 1974 para explotar el equivalente al 10% de la costa pacífica del departamento del Valle del Cauca. Los socios de la concesión eran el Instituto de Fomento Industrial (IFI), Cartón de Colombia y la Container Corporation of América (empresa subsidiaria de la Mobil Oil), composición que fue ajustándose tras la venta de la participación del IFI a Cartón de Colombia, y de la compra que hizo el Grupo Jefferson Smurfit de la Container en 1986. En cuanto a la modalidad en que se adelantaba la actividad, esta consistía en la tala raza, consistente en el aprovechamiento de toda la madera existente en cada cuartel, en el que se derribaba el árbol de interés, quitándole rápidamente la corteza y las ramas, para proceder a trozarlo según las medidas requeridas por la fábrica, luego de lo cual se arrumaban los troncos que eran movilizados por un sistema de cables y poleas denominado winches. Los winches se ubicaban en árboles altos y evitaban tener que arrastrar los troncos por el bosque, considerando la topografía accidentada del lugar. Una vez en la vía (en donde además se construyeron ramificaciones para adentrarse más al bosque), se procedía a transportar los troncos hacia la base naval. En este punto, es importante anotar la incidencia que tuvo la apertura de la vía a Bahía Málaga para la construcción del puerto, la cual facilitó la consolidación de Pulpapel (empresa subsidiaria de Cartón), al tiempo que incentivó la migración desde el interior del país, incrementando la población en el área entre los años de 1975 y 1993, la cual pasó de 2.516 a 5.123 habitantes, siendo este un factor fundamental para la mayor presión sobre los recursos naturales del Bajo Calima y para la transformación de los patrones tradicionales de ocupación de la población indígena y afro que vivían en relativa armonía con el entorno natural. En efecto, la actividad tuvo una incidencia negativa sobre los pueblos étnicos, pues mientras los afrodescendientes fueron convertidos en trabajadores con precarias condiciones laborales, los indígenas vieron afectadas sus prácticas económicas, alimenticias, medicinales y ceremoniales, dada la reducción del bosque y de las especies que en él habitaban, entre esas varias especies de flora y de fauna como los tatabros, pavas, guatines, guaguas, paletones y peces como el zabaleta, mojarra, zábalo, barbudo. |
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Cuestionamientos sobre las prácticas laborales de Cartón de Colombia en la región del Bajo Calima | Las operaciones de Smurfit en la costa pacífica del Valle del Cauca vinieron acompañadas de un cambio cultural de la población local respecto a las formas de relacionamiento con la naturaleza, ahora mediadas por una visión mercantil en la que se impulsó la colonización de nuevas áreas de bosque por parte de comunidades étnicas, particularmente de población afrodescendiente que era transportada por la empresa desde Buenaventura y otros corregimientos de la zona hasta las áreas concesionadas. De este modo, la población local fue convirtiéndose paulatinamente en mano de obra para el aprovechamiento de la madera contenida en el bosque tropical. Cabe señalar que las condiciones laborales en que se adelantaba la actividad no eran adecuadas, lo cual quedó en evidencia tras el estudio que contrató la empresa con la Universidad Pontificia Bolivariana en 1993, en el que se constató la vinculación de al menos 320 trabajadores permanentes y alrededor de 80 empleados indirectos, todo ellos adelantando sus labores en difíciles condiciones debido a las altas temperaturas y humedad del lugar, así mismo, debido a la ausencia de dotación reglamentaria (botas, overall, guantes y casco protector) por lo que trabajaban “cubiertos apenas con un chingue o pantaloneta y muchas veces descalzos”. Adicionalmente, se identificó que los cuarteles no contaban con ningún tipo de asistencia médica, programa de higiene, red de comunicación ni sistema abastecimiento de agua potable, señalando -además- que la empresa no realizaba ningún plan para establecer las condiciones adecuadas de seguridad industrial, lo cual era de especial gravedad considerando las condiciones exigentes en que laboraban sus operarios. Aun así, paralelo al aprovechamiento económico de los bosques de la región, Cartón de Colombia contribuyó -mediante su fundación- a la construcción de infraestructuras incipientes de uso público, lo cual reafirma el rol que desempeñaba como uno de los principales agentes económicos en esta región del pacifico. En todo caso, conviene anotar que la explotación forestal en la región no solo corría por cuenta de Smurfit y de sus filiales en la zona, toda vez que allí operaban -hacia el año 1990- 15 aserríos distribuidos en el delta del Río San Juan, algunos ubicados en la cabecera y en los sectores de San isidro, Pichimá y Palestina, con un estimado aproximado de al menos 700 aserradores, con sus respectivas familias. |
31/12/93 | 31/12/93 | Ver |
Los estímulos económicos gubernamentales como aspecto que contribuyó al éxito del posicionamiento de Smurfit en Colombia | Parte de las razones del éxito del posicionamiento de Smurfit en Colombia tuvo que ver con los estímulos económicos que recibió de parte del Gobierno Nacional, al igual que algunas disposiciones que la eximían de realizar ciertas actividades como la investigación forestal y la reforestación, esta última delegaba -en 1979- a la Corporación Nacional de Investigación y Fomento Forestal (CONIF) a cambio del $16 pesos por cada metro cubico de madera extraído. A esto se suma la autorización que se le otorgó a Pulpapel S.A. (filial de Cartón de Colombia) para que se quedara con el 50% de esta tasa, con miras a sus posterior destinación en programas de reforestación dentro o fuera del área concesionada, sin que existiera el suficiente control de parte del Estado sobre la explotación de los bosques naturales (Broderick, 1998). En relación con los beneficios tributarios, destaca la expedición del Estatuto Tributario (ver Presidencia, 1989) que considera como renta exenta el "aprovechamiento de nuevas plantaciones forestales, incluida la guadua, según la calificación que para el efecto expida la corporación autónoma regional o la entidad competente", beneficio que también cobija a quienes "realicen inversiones en nuevos aserríos vinculados directamente al aprovechamiento" anotado, así como a quienes "posean plantaciones de árboles maderables debidamente registrados ante la autoridad competente", lo cual está sujeto "a la renovación técnica de los cultivos" (Art.270-2). Otras disposiciones del Estatuto que benefician la actividad pueden observarse en la deducción especial por nuevas inversiones de hasta el 10% de la renta líquida de la que habla el artículo 157 (nuevas plantaciones de reforestación). Por su parte, también destaca lo establecido en el artículo 83 sobre determinación del costo de venta en plantaciones de reforestación efectivamente realizado, según el cual "se presume de derecho que el 80% del valor de la venta, en cada ejercicio gravable, corresponde a los costos y deducciones inherentes a su explotación", lo que en la práctica significa que el contribuyente puede tomar hasta el 80% del valor que haya reportado en la venta como costo deducible de la renta obtenida (supone potenciales deducciones en los impuestos por pagar). En todo caso, el inciso 2 del artículo anotado condiciona lo dicho a "que el contribuyente no haya solicitado en años anteriores ni solicite en el mismo año gravable, deducciones por concepto de gastos o inversiones efectuados para reforestación, incluidos los intereses sobre créditos obtenidos para dicha actividad", como también a "que los planes de reforestación hayan sido aprobados por el Ministerio de Agricultura y se conserven las certificaciones respectivas". |
31/12/79 | 31/12/89 | Ver |
Incidencia del contexto nacional y global en favor de la conservación para la salida de Smurfit del Bajo Calima y el traslado de sus operaciones a otros departamentos y puntos del Valle del Cauca | La explotación del bosque pluvial del Bajo Calima trajo consigo una serie de afectaciones sobre especies emblemáticas de árboles (p.ej., carrá, cativo, cuángare, sande), pasando por alto los considerables períodos requeridos para que el ecosistema retorne a sus condiciones iniciales, siendo esto indicativo respecto a la subvaloración de la biodiversidad y de la falta de supervisión sobre el impacto que el sector ocasionó sobre el bosque tropical. Si bien la empresa no enfrentó mayores cuestionamientos previo al inicio de la década de 1990, el boom del movimiento ambientalista que antecedió y rodeó a la Conferencia de las Naciones Unidas en Río de Janeiro (1992) incidió en una mayor exposición de las afectaciones que generaba la explotación de los bosques naturales. Al respecto, destaca la investigación de Margarita Perilla en 1991 sobre inconsistencias detectadas durante el proceso de concesión, concretamente los traslapes del área concesionada con una zona de uso público posteriormente destinada a la Armada Nacional, así mismo, con la Reserva Forestal de Ley 2a del Pacífico, sin que se hubiera identificado trámite alguno para la respectiva sustracción y la obtención de permisos de aprovechamiento forestal. Por su parte, José María Borrero analizó la falta de control ambiental sobre la concesión, en la que se identificó la falta de evaluación ambiental previo a la explotación del recurso, la intervención ecológica incompatible, la desinformación sobre el valor científico, económico y ético de la diversidad de la región y la negligencia de las autoridades competentes al momento de aplicar las normas vigentes. Ahora bien, la retirada de la empresa de la región estaría relacionada con la presión por parte del INDERENA para el realinderamiento de la concesión con miras a la declaratoria proyectada del Parque Nacional Natural de Bahía Málaga, lo que hacía "inviable aprobar los aprovechamientos forestales solicitados (...) a partir del kilómetro 47". De igual modo, la entidad replanteó las operaciones de los cuarteles, concretamente en lo relacionado con el plan de cortas y los aprovechamientos, sumándose a la creación de un Distrito de Manejo de Integrado Global y la revisión de cerca de 23.775 ha de la concesión. En lo que toca al Parque proyectado, la decisión implicaba conservar áreas sobre las cuales operaba Pulpapel S.A. (filial de Cartón de Colombia), en particular la Unidad B IV (cuarteles 1, 2, 3 y 4) sobre una extensión de 2.470 ha, lo cual llevó a finalizar el contrato de concesión, siendo un aspecto clave para que Smurfit y sus filiales trasladaran sus operaciones a otros puntos del Valle, así como a otros departamentos como Risaralda, Quindío y Cauca. Aun así, estas empresas siguieron beneficiándose del área al comprar madera extraída por la población local, la cual contaba con un permiso otorgado por la Asociación Municipal de Usuarios Campesinos de Buenaventura, con manejo sobre 46.736 ha de selva en cercanías de Buenaventura. |
31/12/91 | 31/12/92 | Ver |
Buenos Aires, Cauca, como caso paradigmático de la confrontación entre indígenas y Smurfit Kappa | Un caso emblemático de conflicto entre Smurfit e indígenas del Cauca se aprecia en el municipio de Buenos Aires, en donde la empresa inició -hacia 1979- la compra de terrenos para sembrar pino. Si bien se trataba de áreas transformadas, la zona es reclamada por los indígenas Nasa quienes alegan haberla ocupado desde inicios del siglo XX, con procesos paulatinos de poblamiento que llevaron -hacia 1974- a conformar un cabildo que fue reconocido por el Estado colombiano 10 años después, luego de lo cual enfilaron sus esfuerzos para la conformación del Resguardo La Paila - Naya que se logró en 1993. La oposición reside en los temores que las plantaciones generan de cara a la transformación de las prácticas y modos tradicionales de relacionamiento con el medio, con lo que puede afirmarse que se está ante un conflicto cultural que se refleja en la confrontación directa por el control de predios. Tal es el caso de las fincas El Diamante y La Elvira que fueron adquiridas por la empresa, encontrándose con la oposición de los Nasa a quienes les ofrecieron otros terrenos que fueron rechazados al argumentar “que si no queremos las fincas que ellos nos ofrecen es porque no son territorios de nuestros ancestros”. Entre los puntos álgidos de la confrontación destaca el 5 de enero de 1981, cuando los indígenas invadieron la finca El Diamante que tenía alrededor de 70 ha cultivadas con pino, los cuales fueron arrancados para cultivar yuca, plátano y maíz. Esto llevó al desalojo de los nativos por parte del Ejército, con reportes de judicialización y encarcelamiento que no impidieron -años más tarde- nuevas 'liberaciones', en medio de un ambiente de creciente polarización en el que la empresa acusaba a los indígenas de haber estado detrás de ataques como los registrados en 1989, cuando un carro de la compañía fue atacado a bala por desconocidos mientras se dirigía a una reunión en una de las fincas ocupadas. El modus operandi de lo ocurrido en El Diamante se repitió en la finca La Elvira en 1989, en la que los Nasa establecieron cultivos de pancoger, viéndose enfrentados a un desalojo liderado por 30 uniformados de la Policía que fueron acompañados por altos funcionarios de la administración municipal y 30 civiles quienes procedieron a arrancar los cultivos. De modo paralelo, la empresa acusaba a quienes apoyaban a los indígenas (p.ej., la Fundación Colombia Nuestra y entidades públicas como la oficina de Asuntos Indígenas del Ministerio del interior y la Consejería de Derechos Humanos) de tener intereses políticos, con lo cual buscaba deslegitimar las reclamaciones en su contra. Aparte de la ocupación de predios que se ha sostenido en el tiempo, los Nasa señalan que han invertido recursos públicos en las fincas en disputa, como -por ejemplo- la caseta comunal construida en El Diamante en 1992, lo cual se hizo con fondos del Plan Nacional de Rehabilitación, contrario a la presencia de la empresa que se limitaba a un mayordomo y al rancho en que este vivía. |
31/12/79 | 31/12/94 | Ver |
La Cooperativa Agroforestal S.A. como disparador de las confrontaciones interétnicas y la transformación de las economías campesinas en Buenos Aires, Cauca | En desarrollo de la confrontación entre Smurfit Kappa Cartón de Colombia e indígenas Nasa del municipio de Buenos Aires, Cauca, Broderick (1998) documentó el saboteo que adelantaron algunos trabajadores de la empresa durante la realización del estudio socioeconómico de 1989 para la constitución del Resguardo La Paila - Naya, lo cual llevó a que el INCORA la declarara improcedente. No obstante, la decisión fue demandada con lo que se inició un proceso judicial que terminaría resolviendo la Corte Constitucional en 1992, con la conformación del resguardo anotado. Esa oposición frente a una medida que favorecía a los Nasa se hizo extensiva a las comunidades campesinas agrupadas en la Cooperativa Agroforestal S.A., la cual fue creada por Cartón de Colombia en 1991 permitiendo que los campesinos pasaran a ser los dueños de las fincas El Diamante y La Elvira, luego de la venta que realizó la empresa tras suspender sus actividades en la zona durante el año 1990. La transacción generó oportunidades laborales para ciertos sectores locales de la población, trasladando el foco del conflicto con los indígenas hacia Agroforestal S.A., cooperativa que siguió cultivando pino y eucalipto, transformando drásticamente las economías campesinas dada la necesidad que tenían sus asociados de conservar los puestos de trabajo, considerando las deudas adquiridas con Cartón de Colombia para hacerse con el control de la tierra. Esto, por supuesto, influyó en un retroceso de los cultivos de pancoger, tradicionalmente asociados a la alimentación y a las economías locales y regionales. Parte de lo anterior también responde a las exigentes condiciones de trabajo predominantes al interior de las plantaciones, las cuales impedían que hubiese tiempo para la siembra de otros cultivos, sobre los cuales la empresa había delimitado con antelación las áreas en que podrían llevarse a cabo, siendo estas posteriormente cubiertas con plantaciones forestales. |
31/12/89 | 31/12/92 | Ver |
Investigaciones sobre efectos ecológicos de las plantaciones forestales convergen en hallazgos sobre la incidencia que tienen sobre el agua, el suelo y la diversidad biológica | En su investigación acerca de las dinámicas territoriales que sobrevinieron a la llegada de Smurfit a Buenos Aires, Cauca, Broderick (1998) expone cómo fueron utilizados los predios adquiridos por la empresa desde finales de la década de 1970. Al respecto, menciona que los primeros cultivos fueron de pino patula o pino mexicano (Pinus patula) que se establecieron en la vereda La Paila sobre una extensión cercana a las 1.000 ha, conservando el bosque nativo que crecía en los nacimientos de ríos y quebradas. Hacia la década de 1990, la empresa contaba con el control de 5 fincas (Tierra Grata, Silvia, La Cristalina, La Elvira y Leticia) sobre una superficie de 2.500 ha, en donde más de la mitad estaban cultivadas con pinos, precisando estos de fertilizantes para su crecimiento, los cuales terminaron contaminando el suelo y las aguas de los ríos Silencio y Timba, esto sin contar el trazado de la carretera que comunicaba con Yumbo que cambió la calidad del agua de los pequeños cauces vecinos, tornándola lodosa. Estos hallazgos se suman a los detectados en el municipio de Cajibío, Cauca, tras la publicación en 1978 de una investigación realizada por José Ignacio Borrero, la cual fue financiada por Cartón de Colombia y llevaba por título “Estudios comparativos sobre la fauna de un área sin reforestar y otra reforestada con pinos en La Venta de Cajibío, Cauca”. En esta se concluye que en las áreas cultivadas densamente con pino difícilmente crece vegetación, lo cual impide que la vida animal se adapte a este tipo de ambiente. Si a lo anterior se suman las investigaciones adelantadas en Risaralda hacia 1985, en las que se relaciona el agotamiento de los suelos y los efectos negativos sobre el agua, se tiene que las plantaciones de coníferas actúan como motor de transformación y pérdida de biodiversidad, al alterar las condiciones abióticas sobre las cuales se fundamentan las relaciones entre especies de fauna y flora. Según estos estudios, la lenta descomposición de las acículas (hojas de los pinos) crea un tapete en torno a los árboles que conduce al agotamiento biológico del suelo, pues aquellas sufren un proceso de fermentación produciendo una creciente acidez en la tierra, a la cual se suma los efectos que generan al impedir la migración de nutrientes. Frente a la relación entre las coníferas y el agua advierten que, a diferencia de los bosques nativos, los monocultivos de pinos alteran la escorrentía, incrementándola -tanto en velocidad como en volumen- lo cual favorece la erosión y empobrece el suelo, mientras que la estructura de los primeros se caracteriza por la diversidad de estratos y por la abundancia de epifitas y lianas, convertidas en una eficiente esponja que retiene gran parte del agua lluvia. Aparte de lo anterior, las plantaciones forestales terminan interfiriendo con los balances hídricos en las cuencas de los ríos al demandar una mayor cantidad de agua durante su acelerado crecimiento. |
31/12/85 | 31/12/98 | Ver |
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